jueves, 29 de octubre de 2009

Cuento ganador del Concurso Literario Internacional "El Mangrullo": Ana y las palabras

     Ana era una nena muy especial. Como a todos los chicos, le gustaba jugar con sus amigos, ir a la plaza, escuchar música, mirar tele... y también le gustaba cocinar.
     Pero Ana no cocinaba comida. Sí usaba ollas, cucharas y cucharones, platos y platones, pero los ingredientes que utilizaba no eran muy comunes que digamos.
     “Una pizca de brillo de luna... dos gotitas de rocío... un vuelo de mariposa... un poquito de olorcito de flores silvestres... ¡Listo! ¡Ya está!” Y servía orgullosa su creación. Aquella vez, Ana había cocinado la palabra LUCIÉRNAGA.
     Como había dicho antes, a la pequeña Ana le gustaba cocinar, pero utilizaba ingredientes especiales porque lo que cocinaba eran, simplemente, PALABRAS.
     Cuando cocinaba, Ana hacía grandes gestos y, además, se concentraba muchísimo. Le gustaba preparar platos especiales para personas especiales.
     Lo hacía para sus padres, sus vecinos y vecinas, para sus amiguitos y amiguitas del jardín, para sus hermanos, sus tíos, sus abuelos... Sólo bastaba sentir un poco de inspiración para que se pusiera a elaborar palabras para regalar. Por eso, por las dudas, siempre llevaba en su mochila sus cacharritos para cocinar.


     Un día fue a la casa de su abuela. La Tata, después de servirle una rica leche con esa torta-de-chocolate-especial que a Ana tanto le gustaba, le contó un cuento. Cuando terminó, a Ana le gustó tanto que le dio un beso y salió corriendo a buscar su mochila, o mejor dicho, sus cacharritos. Comenzó a cocinar:
- Tres sonrisas de bebé... un puñadito de alegría... cinco saltitos... ocho grititos... dos gestos de asombro... ¡Listo! ¡Ya está! Abuela: esto es para vos.
     Y le entregó, con una gran sonrisa, las palabras “GRACIAS: TE QUIERO MUCHO”.


     Esta muchachita preparaba sus riquísimos platos en cualquier momento y en cualquier lugar y, por supuesto, dejaba maravilladas a las personas que recibían obsequios tan especiales: DULZURA, AMOR, SUAVIDAD, SUEÑOS...
     Pero sucedió una vez, que tuvo deseos de cocinar cuando hubo una discusión entre sus compañeritos, en el patio del Jardín. Corrió a la sala y trajo los cacharritos. Comenzó la mezcla:
- ¡Ocho gritos de hombre lobo! ¡Una tormenta de mar! ¡Dos vientos huracanados! ¡Diez patadas de elefantes enojados!– Ana no paraba de agregar ingredientes.- ¡Fuego de dragón! ¡Rugido de león! ¡Cien hechizos de brujas malvadas!...
     Sacó rápido la palabra de la olla y... ¡¡¡QUÉ SUSTO!!! A Ana no le salió una palabra. ¡Le salió una PALABROTA!
     Una palabrota desconocida, furiosa, enojosa, que con sólo tocar el aire, provocó que sus amiguitos dejasen de pelear y se quedasen así, quietitos, mirándola.
     También los otros chicos que estaban en el patio se quedaron así, quietitos, sorprendidos.
     Justo en ese momento, llegó Gisela, la seño que les pedía que fuera cada cual a su salita, para tomar la merienda. Todos salieron corriendo, incluyendo a Ana, que todavía se preguntaba qué era lo que había ocurrido, ya que nunca había cocinado antes una palabrota de semejante tamaño (ni una “palabrotita”, siquiera).
     Ana se fue a su casa preocupada. No quería volver a cocinar. No quería que volviera a pasar lo que ya sabemos que le pasó. Daba vueltas. Estaba intranquila...
- ¡Qué fea palabrota cocinó Ana! – había dicho Joaquín.
- ¡Sí! ¡Y menos mal que no la escuchó la seño! – había dicho Micaela.
     Al día siguiente, durante el recreo y mientras los chicos estaban en el patio, Ana tomó sus cacharritos. Se concentró y comenzó la tarea. Quiso hacer una palabra linda. Pero cocinó la palabra SUSTO. Intentó nuevamente. Esta vez, la palabra fue MIEDO. Ana intentaba repetir recetas conocidas, pero el resultado era cada vez peor: PESADILLA, MONSTRUO... ¿Qué iba a hacer?
     La mochila y los cacharritos fueron guardados en el baúl con otros juguetes, pero en un rinconcito, donde casi no se pudieran ver. Y así fueron pasando los días.
     Hasta que una tarde, vino de visita nada más y nada menos que la abuela. Y con ella, también llegaron todos sus cuentos.
     Después de las charlas y las risas que siempre estaban presentes durante la leche con mamá, la abuela y todos los hermanitos, llegó la hora de los cuentos.
     Ana, Ariel y Aldana, los tres hermanitos, y la mamá miraban maravillados los gestos, las caras, la expresión de los ojos de la abuela... y escuchaban las palabras que los transportaban a otros mundos, a otros lugares, donde conocían a muchos personajes. Algunos eran buenos, otros eran malos, algunos eran lindos y otros eran feos. También estaban los que eran todo eso junto.
     De repente, Ana sintió un calorcito en el corazón y un deseo ya conocido de... ¡cocinar otra vez! El dormitorio, el baúl, la mochila... los cacharros. La abuela se ofreció a ayudarla si era necesario. Comienza la ceremonia:
- Rayos de luna... veinte carcajadas... dos relámpagos... cinco vuelos de hadas... un amanecer en el mar... tres kilos de calorcito de una caricia... ¡Listo! ¡Ya está! Y resplandeciente salió la palabra LUZ.


     Al día siguiente, Ana llevó para todos sus amiguitos del Jardín palabras que estuvo cocinando durante toda la tarde con su abuela: AMISTAD, ALEGRÍA, SONRISAS, SONIDOS, LUCES... Y comprendió que con su arte podría crear muchas cosas. Y que no tendría que tener miedo: sólo tenía que concentrarse, desearlas y los ingredientes, solitos, comenzarían a venir para preparar su palabra.
 Gabriela Valdez

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Holiss!
jaja estamos acá en su clase de literatura
acabamos de escuchar esta obra de arte jaja
La verdad me encantó, es muy tierno!
ojalá que vengan muchos premios más!
y que se cumplan sus sueños!


beso enormee!!

Stefi

Fede Inma 3 año dijo...

Profe que buen cuento. Se lo leí a mi hermana y le encantó
espero que haga más, así hacemos un libro con todos sus cuentos.
Besos profe nos vemos el miercoles

Anónimo dijo...

hola profe
la verdad quede encantada con el cuento. Es una maravilla. Me causo ternura y deja una enseñanza muy linda tmb.
Fiamma Ormaeceha 3 año-
nos vemos el año que viene (: en cuanrto